La oración del padre nuestro es tal vez la oración de mayor vibración y si podemos escucharla en el idioma en que fue creada y recita en sus orígenes, el arameo, su vibración aumenta exponencialmente.
Puedo dar fe de su potencia y de su capacidad de trasformación y trasmutación de energías de baja vibración.
En función del lugar en el que nos encontremos y principalmente de nuestro estado interno, nuestra vibración aumenta o disminuye significativamente. El miedo, la tristeza, el enfado, la envidia, el estrés, la ansiedad son ejemplos de factores que provocan una disminución de nuestra vibración. Por el contrario vivir en armonía, en paz, donde el agradecimiento está constantemente presente, dibujando una sonrisa, desarrollando el amor, disfrutando de los pequeños detalles de la vida, como el olor a café recién hecho, la lluvia que nos moja aunque aporte incomodidades, el viento que nos despeina pero se lleva consigo contaminación y partículas nocivas, el agua de nuestra ducha, el beso de la mañana y tantas y tantas cosas bellas que podemos agradecer, hacen que nuestra vibración crezca.
Una forma que os propongo para aumentar vuestra vibración es meditar en la oración del padre nuestro recitada en arameo.
El tiempo que dediques a la meditación dependerá de tu disponibilidad pero te aseguro que conforme vayas practicando, al igual que ocurre con las meditaciones de mindfulness, conforme vas reconociendo sus beneficios en tu cuerpo, en tu mente y en tu salud emocional, tú mismo vas encontrando ese lugar, ese espacio, cambiando prioridades y dedicándote ese tiempo que TÚ te mereces y necesitas.
Encuentra un lugar tranquilo. Pídeles a los miembros de tu familia esos 20 minutos para ti. Ponte cómodo y cierra tus ojos.
Puede estar tumbado o sentado en una silla pero recuerda no estar demasiado cómodo como para dormirte. Si te duermes es que tu cuerpo necesita descanso. Dale ese descanso que te solicita para poder encontrarte a pleno rendimiento. La eficacia disminuye con el exceso de tareas.
Coloca las manos encima de las rodillas si te encuentras sentado o a lo largo de tu cuerpo si estas tumbado
Y empieza a centrarte en tu respiración. Observando el movimiento de tu vientre al realizar respiraciones abdominales. También podemos pasar a observar el movimiento de nuestro pecho.
Continuando con el foco de nuestra atención en la respiración vamos a centrarnos en los sonidos que nos llegan, a permitimos que la música penetre en nuestro interior, nos inunde. Permitimos que la oración penetre en nuestro corazón. Permítete seguir el desarrollo de la meditación y que los sonidos y las palabras lleguen a lo más hondo de tu corazón.
Maria Lluïsa Martínez
Clica en el siguiente video para escuchar la meditación.