Un camino hacia la coherencia: Biomagnetismo, una mirada científica y humana

Mi experiencia personal con el biomagnetismo

Mi andadura en el biomagnetismo comenzó en 2011. Fue mi socio quien me animó a formarme en esta técnica, intuyendo que encajaría con mi forma de ser, de trabajar y de vincularme con los demás. Y así fue.

Puedo decir que he encontrado mi terapia. No es la única, por supuesto, pero sí aquella que resuena profundamente conmigo y con mi manera de entender la vida. A través de ella puedo acompañar a otras personas, tanto en sesiones individuales como en la formación de nuevos terapeutas.

Hoy, mirando hacia atrás, puedo afirmar que las sincronías de la vida son maravillosas. En los momentos adecuados, han llegado a mí verdaderas joyas que me han llevado a parar, observar y valorar lo que aparece en mi camino.

Una mirada personal y científica
Mi visión del biomagnetismo, así como su aplicación, está profundamente marcada por mi experiencia vital.

Así, mi formación científica, titulada en Ciencias Químicas, con especialización en Química Orgánica, y varios años de investigación en el sector farmacéutico, me han hecho curiosa y metódica, y con la habilidad de buscar soluciones alternativas cuando se plantea un problema.

Ser emprendedora desde los 25 años, en ese momento en el sector de la informática me ha llevado a ser resolutiva, buscar soluciones con las herramientas que tienes a mano, y aprender a conocer y acompañar a los clientes que entraban a la tienda, dónde la observación, la escucha activa eran muy importantes a la hora de atender, vender y fidelizar al cliente.

Esa forma de vida, que no era muy coherente con mi esencia, me llevó a enfermar de fibromialgia. Esta dolencia me acompañó más de 15 años de mi vida, y aunque fue dura, me brindó la oportunidad de conocer muchas técnicas terapéuticas También me acercó a herramientas prácticas para reconocer errores de interpretación en mi forma de vivir y buscar la tan anhelada coherencia en todos los aspectos posibles.

Cada etapa de la vida una joya en bruto, cada tramo de vida un aprendizaje único.

Kinesiología: el primer portal hacia la conexión interior

La primera herramienta terapéutica que llegó a mí fue la kinesiología. Recuerdo que para describía mi primera consulta diciendo que había ido a una “bruja” con libros. Yo que venía del mundo científico, me encontré con una persona que “hablaba” con mis músculos, con mi respuesta muscular ante sus preguntas.

Con el tiempo y la experiencia comprendí que la kinesiología habla el idioma del inconsciente y subconsciente de nuestra mente, lo que me permite acceder, conectar con mi parte más esencial. Imagina poder acceder a esa interpretación individual y única de nuestra mente NO racional, dónde residen entre otros aspectos nuestras creencias, limitaciones, bloqueos, emociones, pensamientos automáticos que permiten nuestra supervivencia.

No fue fácil al principio. Mi mente científica y mi rigidez muscular —producto de la fibromialgia— me lo pusieron difícil. Pero mi tozudez y fuerza de voluntad me ayudaron a integrar esta técnica, marcando un antes y un después en mi vida.

 

El Feng Shui y su impacto en mi forma de entender la energía

Más adelante apareció el Feng Shui. Aprendí muchísimo de este arte y su influencia en mi forma de aplicar el biomagnetismo fue profunda. Me aportó tres grandes aprendizajes:

1. La radiestesia

para mi entender es kinesiología con una herramienta para amplificar la respuesta muscular. Su práctica en este ámbito me ayudó a identificar si un espacio favorece o entorpece la salud, y también cómo los símbolos nos afectan sin darnos cuenta. Experiencia de qué estímulos nos afectan y cómo funciona nuestra parte no racional en esas situaciones y genera esas respuestas musculares.

2. La Medicina Tradicional China,

que me ofreció una visión energética fascinante del mundo.

3. La importancia del paradigma de cada técnica.

El Feng Shui utiliza varias técnicas, a veces contradictorias entre ellas. La única forma que conozco de priorizar y decidir cuál utilizar, es conociendo sus bases, el paradigma en que se basa cada una de ellas. Creo que este punto es primordial para toda técnica terapéutica, conocer sus bases para llegar a su correcta aplicación y su máximo potencial.

4 . El biomagnetismo: mi verdadero lenguaje

Finalmente, llegó la formación en biomagnetismo. Recuerdo el primer día de presentación, donde el formador usaba palabras completamente afines a las técnicas que ya había estudiado.
Conceptos de kinesiología y del Feng Shui que antes estaban desordenados comenzaron a tener sentido dentro de un nuevo paradigma. Este nuevo paradigma tenía un protocolo simple, y en boca del profesor los imanes hacían maravillas.

Aunque tardé unos tres años en comprender la información que quería transmitirnos, creo que esa formación fue la base, la semilla que germinó y creció con quien soy ahora como terapeuta.
Es el momento de empezar a hablar de biomagnetismo, de mi visión, que parece simplista, que parece un juego, pero que he llegado a ella después de poder prescindir de lo que he ido sintiendo y comprobando con la experiencia que no era fundamental.

Mis primeros tres años fueron de “picar piedra”. Me perdía en un mar de incoherencias, dudas e incomprensiones, al tener la necesidad de entender por qué colocaba los imanes en ciertas posiciones, y qué trabajo estaban haciendo. Cada sesión era una lucha interna en lo que creía que tenía que pasar y lo que realmente me indicaba el test kinesiológico. Con el tiempo, entendí que no se trataba de razonar todo, sino de confiar en la información que la kinesiología me brindaba.

Mientras mi evolución personal avanzaba, los síntomas de la fibromialgia desaparecían. Romper creencias, cambiar paradigmas y eliminar limitaciones fue clave. Este proceso interno de cambios de paradigma, de creencias, de romper limitaciones me permitía acceder a herramientas prácticas que acceden a la información del inconsciente y subconsciente, a ese gran desconocido para la mayoría de personas, aunque sea verdaderamente la base de cómo interpretamos la vida.

Hoy, puedo afirmar que mi trabajo consiste en estudiar y poner coherencia en esa parte escondida de la mente. Y el biomagnetismo me permite hacerlo de forma sencilla y efectiva. Vayamos a ver porqué.

Me he parado en este punto de la escritura para valorar qué te presento primero, si la amplitud de posibilidades que la kinesiología nos brinda o por qué los imanes hablan el idioma del cuerpo físico y nos llevan al equilibrio del mismo.

Vamos a por la kinesiología, el arte de estudiar la respuesta muscular ante un estímulo.

Fácil de comprender si pensamos cuando nos pinchamos o quemamos…. Pero, ¿eres consciente de que reaccionas automáticamente ante una palabra, un pensamiento, una emoción, una noticia en la TV, un abrazo, una joya, la ropa que llevas, lo que comes, etc.? El estímulo tiene infinitas matices y posibilidades.

La respuesta muscular es de código binario, con dos respuestas posibles, SI (tonifica)/NO (debilita). Es automática, es mucho más rápida y mucho más sutil que cualquier reacción racional.
Al ser la respuesta más sutil de lo que estamos acostumbrados, es habitual tener dudas en las primeras prácticas: dudas del movimiento, dudas de la lectura de la respuesta. Me gusta acompañar a los alumnos que empiezan, sobre todo cuando descubren que esta respuesta muscular automática se da ante estímulos que la mente racional desconoce.

 

En esta fase, los “juegos” de testar, de estimular a nuestra musculatura con estímulos no racionales, como símbolos que nuestra razón no entiende y que generan una respuesta muscular automática me encantan.

Además, estos ejercicios me permiten evidenciar que el test kinesiológico me permite acceder a la información de mi mente NO racional. Con práctica consigues pasar a la mente consciente información que normalmente queda escondida en nuestro día a día.

Si además crees que tu parte NO racional es la que se conecta con tu parte más esencial, con tu parte más energética y eterna. Si crees que somos parte del Universo, que estamos inmersos y conectados a él. Testar es, en mi lenguaje cotidiano, conectarse a la Wikipedia cósmica: una fuente de sabiduría infinita.

Por eso, en mi opinión es fundamental en una sesión de biomagnetismo respetar la repuesta muscular, en mi paradigma de trabajo es prioritaria la respuesta muscular de la persona que atiendo que lo que yo creo que esta persona necesita.

En las formaciones de bimagnetismo que realizo este es el primer paso siempre, aprender a testar kinesiológicamente, porque esta es la herramienta que usamos para decidir dónde colocar los imanes.

¿Te acuerdas de mis tres primeros años de “picar piedra”? en este intervalo de tiempo intentaba razonar por qué colocar los imanes en las zonas indicadas, intentaba comprender qué trabajo realizaban estos imanes. Cuando lo conseguía era muy gratificante, pero la mayoría de veces no era así, y me generaba incoherencias en el test kinesiológico y dudas en dónde colocar los imanes.

Desde que mi prioridad es la respuesta muscular, sé que estoy dando el 100% de mi capacidad para ayudar a la persona en ese momento presente, teniendo en cuenta que estoy respetando la información de su parte NO racional y su parte más esencial.

Cuando trato a una persona con biomagnetismo estoy teniendo en cuenta todos sus cuerpos o todos sus niveles de conciencia, su cuerpo físico, y también su cuerpo emocional, mental y espiritual. En mi experiencia, la kinesiología me permite abrirme a toda esta información, y los imanes ponen orden, equilibro a los desequilibrios existentes.

Esta afirmación tan genérica a nivel práctico, me lleva a que la persona a quien acompaño se involucre activamente en estos cambios de paradigma de vida, y a estudiar muy bien el objetivo en cada sesión, para corregir la incoherencia, el bloqueo, el desequilibrio en el nivel que se encuentre. Lo que inicialmente preocupa a la hora de aprender a testar que es la respuesta muscular, queda en segundo término, y pasas a profundizar en la infinidad de estímulos que puedes acceder para comprender cuál es la interpretación errónea de vida y ponerle equilibrio con los imanes.
¿Y los imanes?

 

Cómo los imanes equilibran el cuerpo y la mente

Y por último, porqué utilizar imanes. Y aquí entra en juego la visión energética de…..todo. Estudiar Feng Shui, tener en cuenta que somos energía en diferentes rangos o frecuencias de vibración, que nuestra misión es que cada célula vibre en su frecuencia óptima, por lo tanto los órganos y los sistemas de los que forman parte también vibran y funcionan de forma óptima me ha ayudado muchísimo. Mientras mi visión era más física, mis sesiones de biomagnetismo eran complejas, y con más o menos efectividad, desde que mi paradigma de trabajo es poner coherencia, equilibrio en todas mis células la efectividad ha aumentado de forma significativa.

Los imanes son generadores de campos magnéticos que interactúan con nuestro campo biomagnético, el cual, a su vez, está influenciado por el campo magnético terrestre.
Vayamos a profundizar un poco en cómo generamos nuestro campo biomagnético y, por ende, porque nos ordenamos, respondemos ante un campo magnético externo.

Nuestro cuerpo está compuesto por un gran porcentaje de agua, esta agua en parte no se encuentra en su forma molecular original H2O, sino que está disociada en H+ y OH-. Estos H+ libres se encuentran en movimiento, a este movimiento se le llama spin, y genera pequeños campos magnéticos. Al colocar imanes estamos ordenando nuestros H+.
Además, nuestro hígado y pulmones contienen material ferromagnético, por lo que les afectamos al colocar un imán externo.

Y, por último, generamos pequeñas corrientes eléctricas en nuestro interior, por ejemplo, nuestro sistema nervioso, nuestro corazón y el cambio de permeabilidad en la membrana celular de cada una de nuestras células generan pequeñas corrientes eléctricas, y una corriente eléctrica siempre lleva asociado perpendicularmente un campo magnético de las mismas características de onda.

Por lo que, la impactación de imanes debería afectar como mínimo a estas partes del cuerpo
Mi primer profesor decía que los imanes entregan “paquetes de información” a cada una de nuestras células. Él lo comprendía ya en el 2011, en ese momento no era capaz de comprenderlo, pero con los años fui encontrando bibliografía y diferentes estudios en que llegaban a la misma conclusión, y es que el biomagnetismo es una técnica que trabaja a nivel celular.

Creo firmemente que una sesión de biomagnetismo regula el potencial de membrana, la permeabilidad de la membrana celular de todas nuestras células. La membrana celular realiza las siguientes funciones en cada una de nuestras células: alimentación, limpieza, transmisión de información a través de diferentes proteínas, regulación pH, equilibrio electrolitos a través de la bomba de sodio/potasio, etc., así que una sesión de biomagnetismo debería influir en todos estos aspectos.

Con el biomagnetismo estamos regulando el campo biomagnético de la persona, a través de regular el funcionamiento celular de cada una de las células del cuerpo. La kinesiología me indica aquí y ahora lo mejor que puede hacer para acompañar en este momento presente, pero una vez terminada la sesión nuestro asistido (cliente, paciente si eres sanitraio) sigue su vida, sigue con sus hábitos y creencias, por lo que en este paradigma es importante que la persona que acompañas se responsabilice, se involucre en su cambio de hábitos y creencias para que el trabajo que realizan los imanes sea profundo y duradero.

 

El biomagnetismo como herramienta de coherencia integral

Resumiendo, una sesión de biomagnetismo consiste en testar kinesiológicamente dónde colocar los imanes para conseguir un objetivo definido al inicio de la sesión.
Y, ¿Qué objetivo? Abre la mente y el corazón, infinitas posibilidades se abren cuando entras en el mundo sutil y energético y te abres a todo el potencial de la kinesiología.

¿Dónde colocar los imanes?

Dónde el test kinesiológico lo indique, regulamos microorganismos, por supuesto, regulamos pH evidentemente (y así lo he corroborado midiendo el pH de mis asistidos durante meses con un aparato de bioresonancia) e infinitas más acciones dando información a las todas células del cuerpo.

¿Se puede interpretar siempre lo que ocurre en una sesión?

No. Pero tengo la certeza de que es lo mejor que puedo hacer en ese momento, porque respeto el lenguaje del cuerpo y su sabiduría.

¿Hay algún protocolo en este proceder?

Si, varios. Yo los tengo todos en cuenta, prioridad y coherencia son mi forma de escoger cuál utilizar en una sesión.

Reflexión final: cuál es tu paradigma como terapeuta

¿Cuál es tu paradigma?

Te invito a reflexionar:

¿Cuál es tu paradigma de trabajo? ¿Tus creencias? ¿Tu motivación como terapeuta?

En mi caso, esa reflexión me llevó a consolidar una forma de trabajar alineada con quién soy.

Una técnica con protocolo simple, efectiva y abierta a todos los niveles del ser, donde la coherencia y la prioridad son fundamentales. Después, los imanes hacen su magia. Una magia maravillosa.

Quizás en este artículo esperabas información más técnica, más protocolaria. Si es así, no dudes en contactar conmigo, me encantará compartir contigo una charla distendida, una sesión, una formación.

Gracias por llegar hasta el final. Deseo que mis palabras te hayan inspirado o abierto nuevas posibilidades en tu camino terapéutico.

Para mí, el biomagnetismo es, sin duda, la mejor herramienta que conozco.

 

Autor/a: Neus Serra Ferrer
Formadora y terapeuta de biomagnetismo en Sabadell (número socia Cofenat 5878)

 

Si queréis indagar más en este mundo del biomagnetismo, os dejo una charla completa donde podréis aprender más sobre este tema.

. Qué es el biomagnetismo y cómo funciona.

. Los beneficios del uso de imanes para mejorar la salud.

. Demostraciones prácticas para entender de primera mano esta terapia natural.

 

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